El espacio gastronómico de Jean Paul Bondoux en la entrada de José Ignacio es un deleite para los sentidos y no solo para el paladar ya que su estética entre chic y campestre tiene esa impronta de estilo francés que su dueño quiso darle.
Apenas uno entra, los olores a orégano, romero y de panadería al horno, llevan al visitante a un sitio donde esos olores eran familiares, uno se siente transportado a ese lugar donde las abuelas cocinaban pan casero y donde la cocina era un acto de amor.
Aquí, esta mezcla perfecta de olores, cocina y decó, logra en el visitante esa sensación de volver a donde las manos y la harina jugaban y se entendían.

Un horno de pan que permanentemente esta horneando trenzas de pan, bizcochos, empanadas, brownies y pastelitos rellenos, todo esto a la vista del que quiera elegir algo para comer en el lugar, como desayuno de campo con un café con leche o simplemente llevarlo.
Además de todo esto uno puede elegir baguettes con jamones crudos, exquisitos quesos, vinos y también elegir de su oleoteca Huile d´Olive los aceites Premium de O´33 José Ignacio, ganadores de varios premios en los mas prestigiosos certámenes a los mejores aceites del mundo.

La estética de campo atrapa al ver los hornos de pan, las cortadoras de fiambre, la panadería presentada con tules y todo tipo de detalles sencillos pero muy bien pensados y sobriamente elegidos. La calidez de su atención parece personalizada, aun cuando el personal esta además horneando y estirando la masa.
Toda una experiencia que el visitante o turista tiene que probar con todos los sentidos y que nos devuelve un mundo de aromas necesario.


